Teresa Berganza irrumpió en la escena vocal española como un fúlgido diamante. El suyo era un instrumento luminoso, pero provisto de claroscuros, el de una mezzosoprano muy lírica o aguda, de límpida emisión y una depurada técnica. Voz cálida y apasionada, de gran belleza tímbrica y expresiva musicalidad, junto a un elegante e incisivo fraseo y, al mismo tiempo, capaz de lograr las coloraturas más hermosas y perfectas.
Fuente: Revista Melómano. Diego Manuel García